miércoles, 19 de marzo de 2014

¿Qué hace la biotecnología por usted?


Los yogures con bífidus que toma, el detergente para la ropa, el biocombustible para su coche, los antitumorales que salvan vidas, materiales elaborados a base de residuos, las vacunas... Son productos elaborados por la industria bajo procesos biotecnológicos. Una tendencia con apenas 15 años de vida y que cada vez se instala más en el día a día de los ciudadanos.
2014 ha sido declarado el año de la biotecnología en España. De esta manera, los Presupuestos Generales establecerán beneficios fiscales para la conmemoración, con bonificaciones para particulares y empresas que participen en las actividades de esta cita. La biotecnología consiste en utilizar el conocimiento sobre los seres vivos (genética, medicina, biología) como beneficio para el ser humano, ya sea a través de un producto o mejorando un procedimiento industrial.
En España el sector ha ido creciendo a ritmos cercanos a los dos dígitos en la última década incluso en época de crisis, debido a que partía prácticamente desde cero. La facturación de las empresas de esta actividad sigue creciendo, nada menos que un 26,5% más, hasta llegar a los 76.069 millones de euros en 2011, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística, gracias a que muchas grandes compañías industriales han ido incorporando estos procesos.
Sin embargo, la dificultad para acceder al crédito, sumado a los recortes en la financiación a la I+D, de la que son tan dependientes estas firmas de base científica, ha provocado que en 2012 por primera vez redujeran su inversión en investigación (un 3,3% menor) y el empleo en I+D cayese también un 0,7%.
Aun así, algunas empresas españolas destacan en diversos ámbitos. La patronal Asebio (Asociación Española de Bioempresas) organizó en 2013 el primer encuentro BioLatam con sus equivalentes en Latinoamérica y en septiembre de este año vuelve a convocar BioSpain, su séptimo encuentro sectorial. Estos son algunos de los avances que la industria ofrece para su vida, algunos desconocidos y otros sorprendentes, propios de ciencia ficción.
Salud
Las grandes empresas farmacéuticas se han volcado en el desarrollo de los conocidos como nuevos fármacos biológicos. Gracias a la genómica, cada día se conoce mejor cómo funciona el cuerpo humano y la industria ha intensificado su estrategia para sumarlo a sus investigaciones. Los nuevos medicamentos están basados en el diseño de nuevas proteínas que cambien los procesos biológicos.
“Estos fármacos ya son los más rentables del mercado”, asegura Jorge Barrero, adjunto a la presidencia de Asebio. Por ejemplo, algunos de los nuevos antitumorales. “Además se vincula a la nueva medicina personalizada, que permite elegir el mejor tratamiento en función del perfil genético”, añade.
De esta forma, un medicamento contra el cáncer nace de forma conjunta con un biomarcador, un test de diagnóstico que indica al médico en qué pacientes debe utilizar la quimioterapia. Además, otros marcadores diagnósticos sirven para prevenir enfermedades, avisando de qué personas son más proclives a una patología.
Entre las firmas españolas destaca PharmaMar, que ha desarrollado Yondelis, el primer antitumoral de origen marino. Otras, como GP-Pharm, trabajan con la estrategia de conseguir que los medicamentos se liberen justo en el momento indicado y afectando solo a unas células concretas, evitando efectos secundarios indeseables. “La nanobiotecnología va a desarrollar soluciones alucinantes en este sentido”, insiste Barrero.
Otras empresas, como Histocell, apuestan por la ingeniería de órganos y tejidos, por ejemplo en implantes de células madre en pulmón o en casos de infarto de miocardio. De hecho, la industria trabaja en conseguir páncreas, córneas e hígados artificiales. En otro caso, Vivacell, investiga en un medicamento derivado de fitocannbinoides para enfermedades inflamatorias y neurodegenerativas. Venter Pharma tiene un producto para diagnosticar la intolerancia a la lactosa (para lo que ha firmado un acuerdo con los laboratorios Ferrer).
Industria y energía
“La industria diseña microorganismos, que hacen lo que les pidas, desde plásticos a procesos que sustituyen a la química tradicional”, explica el adjunto a la presidencia de Asebio. “Todos los derivados que provenían del petróleo ahora se pueden obtener a base de residuos, por ejemplo los bioplásticos”, añade. Un ejemplo puede ser la uva, de donde salen combustibles, plásticos, lubricantes, pero también vitaminas o antioxidantes. Grandes compañías, como Abengoa y Repsol, son pioneras en el desarrollo de biocombustibles. Neol, joint venture de Repsol, y la granadina Neuron Bio han sorprendido con uno a partir de residuos de caña de azúcar.
Alimentación y agricultura
AB-Biotics, cotizada en el Mercado Alternativo Bursátil, acaba de lanzar un producto basado en una bacteria que elimina la caries, la gingivitis y la halitosis. Podrá incorporarse a chicles, yogures o dentífricos. La industria alimentaria ha desarrollado probióticos e ingredientes funcionales que se han ido incorporando a diversos productos (lo más conocido son los bífidus de los yogures). Pero se han ido sofisticando. Biosearch Life (antigua Puleva Biotech) prepara una patente para el diagnóstico de tumores mediante bacterias probióticas cargadas de nanopartículas metálicas que los hace visibles a los equipos de diagnóstico como las resonancias. Biópolis comercializa con Central Lechera Asturiana un probiótico, incluido en una leche en polvo, que protege la mucosa intestinal de los celiacos. En agricultura, Europa tiene prácticamente vetados los transgénicos, pero en otros países se desarrollan soluciones como semillas de arroz enriquecidas con vitamina A.
Cosmética
“El futuro de la cosmética pasa por la terapia celular y por el uso de bacterias”, avanza Barrero, además de lo conocido como nutrigenómica, suplementos en la dieta que buscan mejorar el aspecto físico. Firmas, como el grupo bodeguero Matarromera, ya comercializan su pastillas nutracéuticas Esdor a base de antioxidantes provenientes de la uva. O Seprox Biotech ha conseguido el hydroxytyrosol, un potente antioxidante presente en el aceite de oliva, que se usa para la cosmética y la alimentación.

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