miércoles, 19 de marzo de 2014

Secuencian genoma de un tipo de chile piquín silvestre


Chiltepín. El tipo de chile secuenciado fue un piquín silvestre del estado de Querétaro (Capsicum annuum var. glabriusculum).
Científicos mexicanos del Cinvestav junto con investigadores chinos secuenciaron el genoma de un tipo de chile piquín (o chiltepín) silvestre colectado en el estado de Querétaro. Esto abriría la puerta para indagar y conocer los genes y rutas metabólicas de un espectro más amplio de chiles y obtener variedades resistentes a enfermedades y sequías, por ejemplo.

El trabajo, que se publica en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences de EU (PNAS), establece una plataforma tecnológica para estudiar el chile en México, de donde es originario –señala en conferencia Rafael Rivera Bustamante, investigador del Departamento de Ingeniería Genética del Cinvestav Irapuato—  y sienta las bases para caracterizar mejor la biodiversidad de este fruto, “que es fantástica”.

El proyecto es también un pilar para estudiar y comparar chiles que tenemos a lo largo de todo el país y generar nuevas variedades, no solo desde la perspectiva agronómica y culinaria, sino también para la industria farmacéutica.

Pero ¿por qué secuenciar un chiltepín silvestre?, ¿es acaso muy distinto al tipo de picante que consume comúnmente el mexicano? Genéticamente no lo es, señalan los científicos, por lo que el Capsicum annuum de la variedad glabriusculum puede ser la llave para conocer un jalapeño, un pimiento morrón o un habanero.

De hecho, los investigadores habían obtenido otro material genético llamado transcriptoma de un serrano tampiqueño y de un sonora Anaheim —base para esta investigación— que son muy similares al genoma del piquín. Este Capsicum funcionaría como una especie de plantilla genética para complementar el de otros tipos de chile.

CARACTERIZACIÓN. Los investigadores del Cinvestav y del Ministerio de Agricultura, la Universidad Agrícola de Sichuan y del Instituto de Genómica de Beijing, BGI-Shenzhen buscaron un tipo de chile silvestre que pudieran comparar con otros comerciales (como el Zunla-1 chino). Esto permitirá caracterizar genes y ver la diferencia entre materiales genéticos.

Por ejemplo, todos los chiles son susceptibles a enfermedades por geminivirus, pero han encontrado algunas excepciones en variedades de habanero yucateco, entonces lo siguiente sería encontrar qué genes están “encendidos” en esa especie y no están del todo expresados en otras que puedan interesar a científicos y agricultores.

De hecho, apunta Rivera Bustamante, los científicos ya están trabajando en este proceso con dicho habanero, que ya ha sido secuenciado y está en proceso de caracterización. Será el segundo candidato en esta plataforma de estudio y motivo de una próxima publicación.

INTERÉS ASIÁTICO. Si bien, el chile es originario de Mesoamérica, no sólo es base de nuestra alimentación, sino también imprescindible en la cocina asiática, por eso el interés y asociación con los institutos chinos. Los investigadores mexicanos tenían el conocimiento de qué caminos llevarían a secuenciar el genoma y los chinos la tecnología más adecuada. Pero no son los únicos en el estudio de esta área, puesto que Corea del Sur tiene un instituto para el estudio de este fruto.

Son la sana competencia de los mexicanos y recientemente también publicaron un artículo sobre el genoma de otro chile criollo originario del país, señala el científico del Cinvestav. Se adelantaron un par de semanas en su publicación, realizada en una revista distinta, pero la información resultó similar.

Ambos equipos corroboraron su información, pero tenían enfoques distintos, los mexicanos se interesarían por una variedad de Capsicum annuum a diferencia de los coreanos, “así que de ahora en adelante cada quien buscará variedades distintas de acuerdo a los sabores y características que nos interesen en cada país”.

En nuestro caso el enfoque será hacia nuestros problemas característicos de nuestro campo, cuyas plagas y patógenos no son los mismos que en Corea del Sur o China. Además buscarán variedades más resistentes a sequías y diversidad en su picor.

De acuerdo con el científico del Cinvestav Irapuato, esta investigación está encaminada hacia el objetivo de entender bien la diversidad que existe en el país, que tiene una riqueza única en el mundo. “Si no la caracterizamos y defendemos, dependeremos de los chiles que se llevaron y pediremos que nos lo regresen porque ya perdimos el material genético que pudimos utilizar en nuestra biotecnología”.

Si bien no existe un catálogo completo sobre el número de variedades existentes en el país, el investigador señala que existen estimaciones que refieren 60 tipos distintos de chiles. Pero es una estimación que debe quedarse corta porque no contempla aquellos que se siembran en microrregiones de algunos estados, desconocidos para el resto del país.

“Requerimos de esta estrategia para estudiar y proteger en campo los criollos y silvestres que tenemos, caracterizarlos y protegerlos o en el futuro habrá más chiles de México fuera de México”.

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